CELEBRACIÓN DE LA RECONCILIACIÓN COMUNITARIA

CANTO:En mi debilidad (Brotes de olivo)

SALUDO:En el nombre del Padre…; la gracia y el perdón de n/Sr. Jesucristo estén con todos vosotros.

Bienvenidos a la celebración del perdón que nos llega de Dios y de los hermanos. Hay tantos momentos en nuestra vida difíciles y llenos de confusión en los que no sabemos qué decir, ni cómo orar a Dios, momentos de silencio en los que  le pedimos ayuda,  ante la tentación y la debilidad.

Aún siendo pecadores y alejándonos de Dios, le pedimos que nos muestre el camino de la vida, el camino de su luz. Extiéndenos Señor, tus brazos y ofrécenos tu perdón. Jesús vino a salvar  todos los corazones arrepentidos, dispuestos a cambiar.

ORACIÓN:Padre, abre nuestros ojos para que descubramos el mal que hemos hecho, mueve nuestro corazón para que con sinceridad nos convirtamos a Tí. Que tu amor reúna de nuevo a quiénes dividió, que tu fuerza robustezca en nuestra debilidad, para que restaurado tu amor en  nosotros, resplandezca en nuestra vida, la imagen de tu Hijo, y así con la claridad de esta imagen, resplandeciente en toda la Iglesia, podemos todos los hombres reconocer que fuiste Tú, quién enviaste a Jesucristo, nuestro Señor. Amén

LECTURAS:(Utilizamos las lecturas del 4ª domingo de Cuaresma)

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 4-10

CANTO:Muéstrame el camino

EVANGELIO: Juan 3, 14-21

NOTAS PARA LA HOMILÍA Y EL EXAMEN DE CONCIENCIA:

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él, no perezca, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3, 16)

Tantas y tantas veces hemos leído este versículo, la esencia de la fe, la mayor demostración de amor, acaso seríamos capaces de dar nuestra vida por amor.

Acaso alguna vez te has parado a pensar el significado de la palabra MUNDO en este contexto,  en las letras de la palabra Mundo, se esconde mi nombre, sí,  y el tuyo, y el de todos los hermanos. Ahí fue cuando entendí que el amor que llevó a Dios a entregar a su Hijo es un amor personal, entonces el versículo tomó vida para mí.

Dios nos ama a cada uno de nosotros de una manera individual, y es real, el amor de Dios se hizo carne y habitó entre los hombres, y dio su vida para reconciliarnos con Dios. Y esto no puede pasar desapercibido, llega el momento de decidir con coraje y agujerear esa muralla tan espesa, dejarse alcanzar y encontrarse cara a cara con Él.

Cuando crees que en tu boca se han borrado las palabras, incluso la sensación de que a pesar de tantos libros, ya no sabes nada, ni entiendes nada, entonces ha llegado el momento de decir: ¡Creo, Señor!, ha llegado el momento de dejarte encontrar por Alguien que te regala la posibilidad de nacer de nuevo y de abrir tus ojos a la luz.

Es necesario que las palabras y las acciones y toda la persona  sean luminosas, empezando porque la luz invada nuestro corazón. A veces, tenemos la impresión que como cristianos amamos, pero con un corazón oscuro y frío. Sin embargo, un poco de luz podría cambiarlo todo. Una palabra inteligente, un silencio más inteligente todavía, un gesto discreto, una sonrisa bondadosa, una mirada serena, y las tinieblas quedan derrotadas, la vida adquiere claridad, nos sentimos más felices. Intentemos transformar en luz todo lo que sabemos, hacemos y  somos. Necesitamos acercarnos a Jesucristo para lograr a través de ese contacto, salir del sueño y ser portadores del verdadero rostro luminoso de Dios.

Repasemos nuestra vida y miremos nuestro interior para descubrir nuestra debilidad y nuestro pecado. Pidamos a Dios que nos prepare para abrir nuestro corazón al Espíritu.

¿A quién no amo? ¿Intento amar, comprender y acoger a los que no aprecio, ni piensan como yo? ¿Amo a los que tengo cerca y convivo con ellos?¿Qué estoy dispuesto a hacer por los que amo?¿Rechazo el perdón de mis hermanos, por orgullo?

¿Cómo miro yo al mundo? ¿Miro al mundo como Dios lo mira? ¿Luchamos por un mundo más justo y mejor? ¿Tenemos palabras de aliento, consuelo y ayuda en momentos en que hacemos daño y decimos sin pensar, sin caer en la cuenta de  que los demás necesitan de nosotros? ¿Mi vida gira en torno a Dios o se cierra a Él? ¿En nuestros momentos de confusión oramos a Dios?

¿A qué me lleva mi fe? ¿Le pido a Dios ayuda para mostrarme su camino? ¿Le pido a Dios que me muestre su luz? ¿Ayudo a los demás a ver la luz de Dios? ¿Prefiero las obras de las tinieblas a las de la luz?

GESTO: (A cada invocación de perdón se enciende una vela y se deja en el altar)

–Perdón Señor, ayúdame a ayudarte, llena mi vida de esperanza y generosidad. No puedo retirarme sin mencionar la palabra PERDÓN, que tantas veces debería haber dicho, pero que he callado por orgullo.

–Perdón Señor, por mis descuidos y olvidos, por mi capricho y mi silencio.

–Perdón Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de entusiasmo, mi falta de fe, y confianza en ti, y por el temor en mi compromiso.

–Perdón Señor, porque tantas y tantas veces me has perdonado y no he sabido perdonar.

–Perdón Señor, por esos labios que no sonrieron, por las palabras que callé, por la mano que no tendí, por esas miradas que desvié, por los oídos que no presté, por la verdad que omití, por el corazón que no amó, por el yo que siempre prefiero…

CONFESIÓN GENERAL:Yo confieso…

CONFESIONES INDIVIDUALES

PADRENUESTRO
ORACIÓN:

Padre, tú nos has renovado a imagen de tu Hijo,

Y nos has manifestado en el Sacramento del perdón,

Haz que profesemos nuestra fe con los labios,

la vivamos con el corazón,

y demos testimonio de ella con nuestras obras.

Concédenos tu ayuda, para que podamos ser siempre

testigos de tu amor en el mundo.

DESPEDIDA:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos vosotros. Podéis ir en paz.